Cruceros submarinos británicos

En contra de lo que se suele pensar, la mayor parte de los barcos víctimas de submarinos en la Primera Guerra Mundial no fueron hundidos por torpedos, sino a cañonazos. Los torpedos eran muy caros y los submarinos podían transportar una cantidad muy limitada de ellos. Además, la autonomía y la velocidad en inmersión de los submarinos eran muy reducidas. Se suele decir que hasta la aparición del snorkel a finales de la Segunda Guerra Mundial (que permitía renovar el aire permaneciendo sumergido, y por tanto navegar en inmersión propulsados por los motores diesel y no sólo por las baterías) no aparecieron los auténticos submarinos, y que a los anteriores sería más correcto denominarlos buques sumergibles, porque sus travesías y la mayor parte de sus ataques tenían que efectuarlos en superficie. Así que cuando el objetivo era un mercante o un barco pequeño el submarino atacaba en superficie con su cañón de cubierta. Tan sólo se lanzaban los torpedos a profundidad de periscopio cuando el submarino tenía que enfrentarse a buques de guerra, o cuando se sospechaba que el mercante estaba armado (algo que se hizo cada vez más habitual). El cañón fue por tanto el arma más usada en las primeras décadas de la guerra submarina. En los años posteriores el aumento en la capacidad de transporte de torpedos y las mejoras en las defensas antisubmarinas hicieron que los cañones de cubierta fuesen perdiendo importancia, aunque en la Segunda Guerra Mundial siguieron siendo muy utilizados. Pero no dejaban de ser un arma secundaria. Solía ser un único cañón de pequeño calibre, habitualmente entre 75 y 88 mm (el de los clase Balao estadounidenses llegaba a ser de 127 mm), pensado sobre todo para ser utilizado en determinadas condiciones con el fin de ahorrar torpedos.

Pero en el periodo de entreguerras también se experimentó con diseños en los que la artillería de cubierta se convertía en la principal arma ofensiva del submarino. El más famoso de estos intentos fue el Surcouf francés. También fue el único que se puede considerar exitoso, llegando a intervenir en la Segunda Guerra Mundial. Pero no fue el único. Como no podía ser menos, la Royal Navy también hizo sus experimentos con submarinos armados con artillería pesada o con torres múltiples de calibre medio. El primero de los modelos de ese tipo desarrollados por los ingleses fue el M-1, que se podría considerar el equivalente británico del Surcouf:

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La clase M era un tipo de submarino originalmente pensado como buque de bombardeo costero (a veces se le ha denominado monitor submarino), aunque a medida de que se iba avanzando en su desarrollo se fue abandonando esa idea para convertirlo en un submarino de ataque a unidades de superficie. La clase M nació como una modificación de la clase K británica, con la diferencia de que llevaría montada en cubierta una torre con un único cañón de 12 pulgadas (305 mm). Los diseñadores partían de la idea de que los torpedos estaban muy bien para atacar a mercantes o buques en puerto, pero contra un buque de guerra en navegación resultaban poco menos que inútiles; en esa situación se pensaba que sería más efectiva la artillería de gran calibre. El cañón tenía un alcance eficaz de 14 kilómetros, pero rara vez sería utilizado contra objetivos muy lejanos, porque la poca altura del submarino impedía la visión a gran distancia. Además el cañón sólo podía ser cargado en superficie, así que era vital acertar al primer disparo, porque después de un fallo, si se sumergía para protegerse de la respuesta, el submarino tendría que abandonar el combate definitivamente.

Estaba prevista la construcción de cuatro unidades, pero tras completarse el primero de ellos, el M-1, se abandonó definitivamente el proyecto, posiblemente porque a los planificadores de la Royal Navy les fue quedando claro que el concepto de monitor submarino no tenía ningún futuro. El M-1 fue botado en julio de 1917, pero no llegó a estar en servicio activo durante la Primera Guerra Mundial.

El 12 de noviembre de 1925, durante unos ejercicios, el M-1 navegaba sumergido por el Canal de la Mancha cuando chocó con el mercante sueco SS Vidar. La colisión abrió una brecha en el casco del submarino, que se hundió a 70 metros de profundidad. Sus 69 tripulantes murieron en el naufragio.

Tan sólo un mes después del hundimiento del M-1 entraba en servicio en la Royal Navy otro submarino que, aunque muy diferente, mantenía la idea de que su arma principal iba a ser la artillería en lugar de los torpedos, el X-1:

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El X-1 estaba armado con dos torres giratorias dobles con cañones de 5 pulgadas (127 mm). Fue concebido y diseñado para atacar el tráfico mercante enemigo, a diferencia del M-1, cuyo objetivo teórico era el combate contra buques de guerra. Eso hacía que fuese un buque de legalidad dudosa, ya que si bien el Tratado Naval de Washington de 1922 permitía el arma submarina, prohibía que esta fuese utilizada contra el comercio marítimo. En el caso del M-1, o del Surcouf francés, por su artillería de gran calibre se podía defender que eran submarinos desarrollados para atacar a buques de guerra, pero los cañones del X-1 tan sólo le permitirían enfrentarse a los buques de escolta. Por ese motivo la Royal Navy mantuvo en secreto el desarrollo y la construcción del X-1. Su construcción comenzó en 1921 en los astilleros Chatham. Fue comisionado en diciembre de 1925. En el momento de su entrada en servicio era el submarino más grande del mundo.

La historia operacional del X-1 fue corta. Sus continuas averías hicieron que pasase la mayor parte de su tiempo de servicio en reparaciones. Finalmente pasó a la reserva en 1930. Fue desguazado en diciembre de 1936.


Fuentes:
http://en.wikipedia.org/wiki/HMS_M1
http://www.submerged.co.uk/m2.php
http://en.wikipedia.org/wiki/HMS_X1


4 comentarios:

  1. Al final ni torpedos ni nada sofisticado. ¡A cañonazo limpio como con los piratas del Caribe! Jejeje.
    Un saludo.

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  2. El que no era nada sofisticado era el Nautilus que imaginó Julio Verne, que hundía barcos embistiéndolos con su espolón.
    Aunque en la vida real era al contrario. Eran los destructores de escolta los que siempre que podían pasaban por encima de los submarinos para hundirlos. Tampoco era una técnica muy sofisticada, precisamente.
    Un saludo.

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  3. Felicidades desde Bolivia, excelente página.

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