El mito de la puñalada por la espalda

La primera persona que utilizó la expresión como explicación de la derrota alemana en la Gran Guerra fue posiblemente un general británico, Sir Neil Malcolm. Durante una comida con el general Ludendorff a mediados de 1919 Malcolm le preguntó por las causas de la derrota, y Ludendorff comenzó con sus quejas sobre la agitación pacifista en la retaguardia y las maniobras de los políticos desleales. Entonces Malcolm respondió: "Eso suena como si les hubiesen dado una puñalada por la espalda, ¿no cree?". La frase gustó a Ludendorff y el término (Dolchstosslegende en alemán) comenzó a ser utilizado por los sectores más nacionalistas para atacar a la recién nacida república de Weimar, a los partidos de izquierdas y a los judíos. La idea era sencilla: Alemania no había sido derrotada por sus enemigos en la guerra, sino traicionada en la retaguardia por los revolucionarios que habían acabado con el régimen del Kaiser y por los especuladores que se habían enriquecido con la guerra mientras el pueblo alemán pasaba hambre. No era tan absurdo para quien quisiese creerlo: Cuando se firmó el armisticio el ejército alemán todavía combatía fuera de sus fronteras, y tan sólo unos meses antes estaba amenazando París. El año anterior se había certificado la victoria alemana en el frente oriental con la firma del tratado de Brest-Litovsk. Los alemanes estaban cansados de la guerra, empobrecidos y hambrientos, pero la propaganda oficial culpaba del descontento a los agitadores revolucionarios, y de las carestías a los especuladores que aprovechaban la guerra para enriquecerse de forma inmoral. Lo cierto es que la derrota llegó de forma inesperada para muchos alemanes.

Para entender qué fue lo que ocurrió realmente podemos hacer un pequeño repaso cronológico de cómo se fue deteriorando la situación interna alemana en los últimos años de la guerra. Podemos empezar en marzo de 1916, cuando se implantaron por primera vez en Alemania las cartillas de racionamiento a causa de los problemas de abastecimiento. El 1 de mayo se produjeron violentas manifestaciones contra la guerra en Berlín. Fue detenido el dirigente socialista Karl Liebknecht (el que sería uno de los líderes espartaquistas de la revolución de 1919). Su condena a cuatro años de cárcel provocó una nueva oleada de huelgas. Fueron los primeros disturbios serios en Alemania desde el inicio de la guerra.

El 1 de febrero de 1917 Alemania decretó la guerra submarina total. Se pretendía responder con ella al bloqueo naval británico, que había significado, por ejemplo, una reducción en un tercio de la cosecha de cereales por falta de abonos, o en dos tercios el consumo de carne. La decisión tendría como consecuencia casi segura la entrada en la guerra de los Estados Unidos. Y efectivamente, el día 5 los estadounidenses rompieron relaciones con los imperios centrales, aunque el Congreso no votó la entrada en la guerra hasta el 2 de abril. La situación interna alemana seguía empeorando. El 3 de febrero se implantaba el racionamiento en el consumo de carbón. El 17 se creó el ministerio de abastos para hacer frente al hambre. El 22 socialdemócratas, liberales de izquierda y nacional-liberales exigían en el Reichstag el cambio a un sistema de gobierno parlamentario.

El 16 de abril estalló una huelga masiva de los trabajadores alemanes en las principales ciudades industriales. Fue un movimiento originado por las noticias llegadas de Rusia (se había producido la revolución de febrero) y por la catastrófica situación de abastecimiento que padecía Alemania. La oleada de huelgas había surgido de forma espontánea, sin apoyo siquiera de los sindicatos, por lo que el gobierno acabó con ella con relativa facilidad (le bastó con amenazar con la militarización de las fábricas).

El 2 de agosto se produjo el motín de la tripulación del acorazado Prinzregent Luitpold, anclado en el puerto de Wilhemshaven. Un grupo de 450 marineros desarmó a la guardia, abandonó el barco y celebró una asamblea en un bar del puerto. Aunque luego regresaron a bordo fueron detenidos y acusados de alta traición. Se quejaban de la mala alimentación y la dureza del trato impuesto por los oficiales. Hacía un año que la flota no salía de puerto. Cinco de los amotinados fueron condenados a muerte y ejecutados el 5 de septiembre.

El 7 de noviembre estalló la revolución de octubre en Rusia. El 22 de diciembre Rusia firmó el armisticio con las potencias centrales, y el 3 de marzo de 1918 el tratado de Brest-Litovsk. Alemania se hacía con el control directo o a través de estados satélites de gran parte de Europa oriental y el Báltico.

El 21 de marzo de 1918 dio comienzo la ofensiva alemana de primavera. Gracias al armisticio con Rusia la relación de fuerzas era favorable a los alemanes (192 divisiones contra 170 aliadas). Sin embargo las líneas aliadas resistieron. El 27 de mayo empezó la batalla del Marne con una nueva ofensiva alemana. Los franceses lograron detener el avance alemán el 22 de junio, a menos de 70 Km de París.

La nueva situación militar, favorable a los imperios centrales, no supuso ninguna mejoría en la retaguardia. El bloqueo británico seguía agravando el problema de los abastecimientos. El 16 de mayo en Alemania se recortó la ración de pan a 150 gramos diarios. El 17 de junio en Austria se redujo de 180 a 90 gramos. La decisión provocó una nueva oleada de disturbios y huelgas.

El 18 de julio se inició la contraofensiva aliada en el Marne. Cuando terminó la batalla dos semanas después las líneas alemanas habían cedido en el frente de la Champagne en una longitud de más de 45 Km. El general Ludendorff ordenó a partir de entonces realizar pequeños ataques por sorpresa en puntos siempre diferentes para crear la sensación de fuerza, cuando en realidad el ejército alemán estaba agotado y sin reservas de hombres ni material. El 8 de agosto los aliados lanzaron una nueva ofensiva. El frente alemán se derrumbó. La desmoralización era total, divisiones enteras se rendían sin resistencia. Ese mismo día Guillermo II declara en Spa: “Estamos al límite de nuestras fuerzas”.

El 15 de septiembre se produjo la victoria aliada en el frente macedonio sobre Bulgaria en la batalla de Dobro Polje. Los aliados liberaron Serbia y Rumanía y estaban en disposición de atacar a Austria-Hungría y Alemania por el sur. El 29 Bulgaria firmó el armisticio con los aliados. Fue el primer aliado de Alemania derrotado.

El 29 de septiembre Ludendorff presentó su dimisión. Al día siguiente Guillermo II ordenó la implantación del sistema parlamentario. Hindenburg fue cesado y fue nombrado nuevo canciller Max von Baden. El 5 de octubre Alemania, Austria-Hungría y Turquía solicitaron conjuntamente el armisticio. Como respuesta, el 25 el presidente Wilson pidió la capitulación pura y simple de Alemania.

19 de octubre: ofensiva aliada en Palestina. En poco tiempo ocupan Beirut, Damasco y Alepo. El avance aliado sobre Turquía obligó a ésta a firmar el armisticio el día 31.

El 24 de octubre se produjo el triunfo italiano definitivo en la batalla de Vittorio-Veneto. El 28 Checoslovaquia proclama su independencia. El 31 el parlamento austriaco proclama la república. El emperador Carlos I huye a Suiza. El 3 de noviembre se firma el armisticio entre Austria-Hungría y los aliados.

Y llegamos al 1 de noviembre de 1918, el inicio de lo que se conoció como “Revolución de noviembre”: Comenzó con el amotinamiento de la flota alemana en los puertos de Kiel y Wilhemshaven. La flota llevaba dos años inmovilizada, pero cuando era inminente el fin de la guerra recibió órdenes de prepararse para zarpar. Los jefes de la Kaiserliche Marine pretendían salvar su honor presentando batalla por última vez contra la Royal Navy. Los marineros se negaron a obedecer las órdenes. A ellos se les unieron las tropas del ejército y los trabajadores de los astilleros. El día 3 el gobierno reconoció el consejo de obreros y soldados de Kiel. En los días siguientes la insurrección se extendió por todo el país. El día 10 más de cincuenta ciudades estaban regidas por consejos de obreros y soldados. El 4 Alemania retiraba todas sus fuerzas de la orilla izquierda del Rin. El 7 los embajadores plenipotenciarios alemanes solicitaron el armisticio. El 9 fue proclamada la república alemana. El canciller Von Baden traspasó sus poderes al presidente del SPD (el primer partido en el Reichstag), Friederich Ebert, al tiempo que comunicaba la abdicación del Kaiser. Guillermo II quería mantener la lucha contra los insurrectos, pero no le quedaban fuerzas leales. Por la presión del canciller y el Reichstag, se vio obligado a abdicar de la corona del Imperio, aunque trató de mantener la de Prusia. Ante la negativa de la cancillería huyó a Holanda. El día 11 se firmó el armisticio.

¿Qué conclusiones se pueden sacar?

Primero, que no se ve ningún plan de desestabilización anterior a la revolución. En los antecedentes que he puesto se ve una situación conflictiva causada por la carestía y la guerra. Hubo huelgas y revueltas a causa de alguna situación en concreto, pero no se puede ver un proceso de desgaste planificado. Uno de los episodios más graves fue algo espontáneo que tenía incluso la oposición de los sindicatos. El detonante de la revolución, la sublevación de la flota en Kiel, fue precedido un año antes por otro incidente que fue castigado con dureza, lo que demuestra que su origen estaba en un gran malestar previo de la marinería. No fue causado por un llamamiento a la revolución de los partidos de izquierdas, ni de los sindicatos, ni nada parecido. Eso sí, la situación social hizo que se contagiase la rebelión a otros sectores y a otras ciudades hasta alcanzar todo el país.

En segundo lugar, cuando estalló la rebelión, el 1 de noviembre, Alemania estaba sin aliados: Bulgaria había sido derrotada, Turquía había sido derrotada, Austria-Hungría había sido derrotada (estaba desmembrándose y a dos días de firmar el armisticio). El frente occidental estaba roto, no había reservas humanas ni materiales. La superioridad numérica y material aliada era aplastante por la participación de los EEUU y el fin de la lucha en los otros frentes. La guerra estaba perdida. La última oportunidad de cambiar la situación fue la batalla del Marne, y fracasó. Desde entonces sólo hubo ofensivas aliadas y retroceso alemán. La revolución no fue causa sino consecuencia de la derrota.

Por último, Alemania pidió el armisticio el 5 de octubre ( un mes antes del estallido de la revolución). En respuesta los aliados rechazaron la posibilidad de llegar a un alto el fuego mientras los alemanes no cumpliesen dos condiciones: el fin de la guerra submarina total y que el Kaiser abandonase el poder y se instaurase un sistema democrático en el país. El fin de la guerra submarina se decretó el 25 de octubre. El otro punto era más difícil. El Kaiser empezó deshaciéndose de Hindenburg y Ludendorff y nombrando canciller a Von Baden, al tiempo que daba poderes al parlamento. Fueron las fuerzas políticas de ese parlamento las que, sabiendo que no era suficiente con esas reformas, forzaron la abdicación de Guillermo II (y hay que decir que la nobleza, los poderes económicos, el ejército y prácticamente todo el mundo abandonó al Kaiser, que se resistió a abandonar el trono pero se encontró sin apoyos). El golpe final fue el estallido de la revolución, pero no fue la revolución la que derrocó al Kaiser. El cambio se hizo desde dentro. La toma del poder por parte del parlamento (que no de los revolucionarios) abría posibilidades de negociación con los aliados.

Ese era el gran objetivo del movimiento revolucionario: el fin de la guerra (no la derrota de Alemania, que ya se había producido de hecho). Cuando dos meses después estalló la revolución espartaquista se vio que no tenía apoyos sociales, y fue aplastada por el gobierno. Los que se había levantado en noviembre ya no tenían motivos para hacerlo.


Fuentes principales:
Ferrán Gallego: De Munich a Auschwitz
Crónica del s.XX - Diario 16
http://es.wikipedia.org/wiki/Dolchsto%C3%9Flegende


8 comentarios:

  1. Está muy bien explicado, igual que el otro día lo esclarecías en mi blog. Personalmente agradezco cuando se explican los antecedentes porque si no, me surgen dudas y de nada me sirve saber algo si no entiendo el por qué, porque la conclusión es que al final no entiendo nada, un saludo :)

    ResponderEliminar
  2. Gracias por el comentario, Vir.
    Hitler llamaba a los políticos que firmaron el armisticio "los criminales de noviembre".

    ResponderEliminar
  3. Exelente!!!!!!!!!!! he estado leyendo sobre el tema y no entendía mucho pero tu trabajo si me dio la idea mas clara sobre este tema

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, me alegro de que haya servido para algo.

      Eliminar
  4. excelente explicación. Muy bueno para desarticular el mito de la puñalada por la espalda.

    ResponderEliminar
  5. Los submarinos alemanes, que eran una sorpresa para el
    mundo, habían barrido a todos los enemigos del Océano Atlántico. Gran
    Bretaña seguía allí sin munición para sus soldados, con un suministro
    de comida para una semana - y después de eso, el hambre. En ese
    momento, la armada francesa organizó un motín. Habían perdido 600.000
    jóvenes franceses en defensa de Verdún en el Somme.
    La armada rusa
    estaba mermada, estaban recogiendo y marchándose a casa, no querían
    jugar más a la guerra, no les gustaba el Zar. Y la armada italiana
    estaba colapsada. No se había disparado ni una sola vez contra suelo
    alemán. Ningún soldado enemigo había cruzado la frontera alemana. Y
    además, Alemania estaba ofreciéndole a Inglaterra la paz.
    Ofrecieron a
    Inglaterra una paz negociada que los abogados llaman un "status quo
    ante basis". Esto significa: "Digamos que la guerra ha terminado, y
    pongamos las cosas como estaban antes de que empezara." Inglaterra, en
    el verano de 1916 estaba considerándolo seriamente. No tenían elección.
    Era aceptar esta paz negociada que Alemania estaba ofreciendo
    magnánimamente, o seguir con la guerra y acabar vencidos totalmente.

    Mientras
    esto ocurría, los Sionistas en Alemania, que representaban a los
    Sionistas de la Europa del Este, fueron al Gabinete de Guerra Británico
    y - dijeron: "Miren.
    Aún pueden ganar esta guerra. No tienen que rendirse. No tienen que
    aceptar la paz negociada que les ofrece Alemania.
    Pueden ganar esta
    guerra si los Estados Unidos se convierten en su aliado." Le dijeron a
    Inglaterra: "Les garantizamos traer a Estados Unidos a la guerra como
    su aliado, para luchar a su lado, si nos prometen Palestina después de
    ganar la guerra." En otras palabras, hicieron este trato: "Traeremos a
    los Estados Unidos a la guerra como su aliado. El precio que deben
    pagar es Palestina después de que hayan ganado la guerra y vencido a
    Alemania, el imperio Austro-Húngaro y Turquía."
    que Gran Bretaña, que nunca tuvo conexión alguna, interés o derecho en
    Palestina, debiera prometerla como moneda de pago para que los
    Sionistas trajeran a Estados Unidos a la guerra. Sin embargo, hicieron
    esta promesa en octubre de 1916.
    Estados Unidos, que estaba totalmente a favor de
    Alemania, entraron en la guerra como aliados de Gran Bretaña.

    Digo
    que estaban a favor de Alemania porque los periódicos aquí estaban
    controlados por judíos, los banqueros eran judíos, todos los medios de
    comunicación en este país estaban controlados por judíos; y los judíos
    estaban a favor de Alemania. Eran pro-alemanes porque muchos de ellos
    habían venido de Alemania, y querían ver como Alemania aplastaba al
    Zar. A los judíos no les gustaba el Zar y no querían que Rusia ganara
    esta guerra.
    En ese momento, todo cambió, como
    un semáforo que cambia de rojo a verde. Cuando los periódicos habían
    sido pro-alemanes, cuando habían hablado de las dificultades que
    Alemana tenía al luchar contra Inglaterra en muchos aspectos, de pronto
    los alemanes no eran buenos. Eran villanos. Eran hunos. Estaban
    disparando contra enfermeras de la Cruz Roja. Cortaban las manos de los
    bebés. No eran buenos. Poco después, el Sr. Wilson declaró la guerra a
    Alemania.


    Y esto es lo que se llama
    la Declaración Balfour.

    Sabéis lo que pasó. Cuando la guerra
    terminó y los alemanes fueron a París a la Conferencia de Paz en 1919,
    había 117 judíos, como la delegación representante de los judíos,
    encabezados por Bernard Baruch.

    ResponderEliminar